Fibra: el hilo invisible que conecta digestión, metabolismo y salud

La fibra es vital para la salud digestiva, metabólica y cardiovascular. Ayuda a regular la glucosa, el colesterol y el tránsito intestinal. Consumir 28 g diarios, combinando fibra soluble e insoluble, mejora el bienestar y previene enfermedades crónicas.

SUPLEMENTOS NUTRICIONALESFIBRA DIETÉTICA

Dianelis Fernández Mena

6/26/20253 min read

¿Qué hace que la fibra sea tan especial?

La fibra es un nutriente esencial para nuestra salud y una de las formas más saludables de consumir carbohidratos. Este componente, presente en frutas, verduras, legumbres y cereales integrales, ofrece una amplia gama de beneficios que la convierten en un aliado indispensable para el bienestar general. Pero ¿qué hace que la fibra sea tan especial?

La fibra es mucho más que un “regulador intestinal”. Es un nutriente esencial que protege tu salud metabólica, cardiovascular y digestiva, y que además puede ayudarte a prevenir enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, la hipertensión o incluso ciertos tipos de cáncer.

A diferencia de otros carbohidratos, la fibra no se digiere ni se absorbe en el intestino delgado. Llega intacta al colon, donde alimenta a tu microbiota y participa en procesos clave para tu bienestar.

La fibra no solo es crucial para el funcionamiento óptimo del cuerpo, sino que también tiene un impacto directo en múltiples aspectos de nuestra salud. Este nutriente, presente exclusivamente en alimentos de origen vegetal, contribuye a la salud digestiva, metabólica y cardiovascular, y es clave en la prevención de enfermedades crónicas.

¿Qué tipos de fibra existen?

Existen dos tipos de fibra, la fibra soluble y la insoluble. A continuación, detallamos sus características.

1. Fibra soluble

Se disuelve en agua y forma una sustancia similar a un gel en el intestino que ralentizan la digestión. Sus beneficios principales incluyen:

  • Regula la glucosa en sangre, ideal para personas con resistencia a la insulina o diabetes.

  • Prolonga la saciedad, lo que puede ayudar en el control del peso.

  • Prevenir condiciones como divertículos y hemorroides, aunque tiene un menor impacto en el alivio del estreñimiento.

  • Disminuir la absorción de grasas, colesterol y lípidos.

  • Ayuda a reducir los niveles de colesterol LDL, favoreciendo la salud cardiovascular.

2. Fibra insoluble

No se disuelve en agua y permanece prácticamente intacta durante la digestión. Es clave para el tránsito intestinal. Sus beneficios principales son:

  • Aumenta el volumen de las heces y las hace más blandas, facilitando su eliminación.

  • Acelera el tránsito intestinal y permite una adecuada regularidad intestinal y función digestiva.

  • Es fundamental para prevenir el estreñimiento.

  • Reduce el riesgo de enfermedades como el cáncer de colon

¿Cuál es de los dos tipos de fibras es la mejor elección?

Sus fuentes principales son: salvado de trigo, arroz integral, verduras de hoja verde, frutos secos.

Frutos de manzana, fuente de fibra soluble
Frutos de manzana, fuente de fibra soluble

No toda la fibra es igual, y sus beneficios pueden variar dependiendo del su tipo de fibra, pero ambas son necesarias. Lo ideal es consumir una combinación de fibra soluble e insoluble a través de una dieta variada y rica en alimentos vegetales.

La fibra dietética es mucho más que un simple componente de los alimentos. Es un nutriente clave que impacta positivamente nuestra salud digestiva, cardiovascular y metabólica. Sin embargo, su consumo debe ser equilibrado y acompañado de una buena hidratación para maximizar sus beneficios y evitar molestias.

Sus fuentes principales son avena, manzana, cítricos, legumbres y zanahoria.

Vegales, fuentes de fibra soluble
Vegales, fuentes de fibra soluble
¿Cuánta fibra necesitamos consumir al día?

Aunque la fibra es indispensable, su consumo debe ser equilibrado. El requerimiento diario recomendado es de 28 gramos por día. Sin embargo, excederse puede causar hinchazón y malestar digestivo. Además, la fibra debe ir acompañada de una hidratación adecuada, ya que, sin suficiente agua, puede endurecer el bolo fecal y agravar el estreñimiento en lugar de aliviarlo.

La mayoría de las personas consume mucho menos de lo recomendado.