Impacto de Omega-3, Vitamina D y Cúrcuma en la artritis reumatoide: evidencia y beneficios prácticos

Descubre como la suplementación con omega-3, vitamina D y cúrcuma reduce la inflamación y mejora los síntomas de la artritis reumatoide. Descubre dosis y formas de consumo con evidencia científica.

ARTRITISOMEGA 3VITAMINA D

Dianelis Fernández Mena

11/3/20253 min read

Representación de pareja mirando información, con suplementos de omega-3, vitamina d y cúrcuma
Representación de pareja mirando información, con suplementos de omega-3, vitamina d y cúrcuma

La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo, caracterizada por inflamación articular, dolor y daño progresivo del cartílago y hueso periarticular. En los últimos años, la suplementación con ácidos grasos omega-3, vitamina D y cúrcuma ha emergido como complemento prometedor al tratamiento farmacológico estándar, gracias a sus propiedades antiinflamatorias y moduladoras del sistema inmunitario.

Este artículo revisa de manera integral el impacto clínico, molecular y práctico de estas tres intervenciones nutricionales en pacientes con artritis reumatoide (AR), verificando las ventajas de la propuesta de la combinación de estos 3 suplementos nutricionales.

Ácidos grasos omega-3 en la artritis reumatoide

La suplementación con EPA (ácido eicosapentaenoico) y DHA (ácido docosahexaenoico) se recomienda por su ayuda en reducir hasta en un 16% la inflamación al desplazar al ácido araquidónico en la membrana celular y al generar eicosanoides de serie 3 y 5 de menor potencia proinflamatoria. Además, da lugar a resolvinas que facilitan la resolución de la inflamación y la reparación tisular.

Dentro d ellos beneficios más reconocidos se encuentan la disminución de la rigidez matutina y el dolor articular, reducción del uso de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), mejora en los marcadores inflamatorios y el antenimiento de la función articular y una posible protección del cartílago.

Numerosos ensayos controlados han evaluado el efecto de dosis variables de EPA/DHA en artritis reumatoide. La mayoría de los beneficios se observan a partir de 2,5–3 g combinados de EPA y DHA al día. Duraciones mínimas de 3 meses son necesarias para cambios clínicos mantenidos. Dosis superiores a 4 g pueden incrementar efectos gastrointestinales leves sin mayor eficacia adicional. En conjunto, estos estudios respaldan una pauta de 3 g diarios de omega-3 como óptima para reducir la inflamación de forma sostenida.

Vitamina D en la artritis reumatoide

La mayoría de los estudios epidemiológicos indican que entre 60 % y 75 % de los pacientes con artritis reumatoide presentan niveles de 25-hidroxivitamina D por debajo de 20 ng/ml, lo que se asocia con marcadores inflamatorios. Ensayos clínicos y modelos experimentales han demostrado que, al corregir esta deficiencia, se favorece la tolerancia inmunológica hasta en un 22%.

Con enfoque dosis-respuestas, la suplementación con vitamina D no solo corrige la deficiencia, sino que potencia el control inmuno inflamatorio y mejora parámetros clínicos en artritis reumatoide. Se recomienda iniciar con 2 000–4 000 UI de colecalciferol al día para elevar 25(OH)D por encima de 30 ng/ml.

Suplementación con cúrcuma en artritis reumatoide

Una revisión sistemática evaluó el uso de extractos de cúrcuma con alto contenido de curcumina en pacientes con artritis reumatoide. Distintas fuentes bibliográficas herbales también reconocen los beneficios de este compuesto, reportando mejoras en la reducción de articulaciones dolorosas, la rigidez matutina y los marcadores inflamatorios al utilizar dosis que varían entre 500 y 1 500 mg diarios.

La Tumerona, también llamada ar-turmerona, es uno de los principales compuestos liposolubles de la raíz de cúrcuma (Curcuma longa) y este compuesto desde hace más de 5 años se estudia por marcada actividad antiinflamatoria y moduladora de vías celulares clave en la respuesta inmune y regenerativa.

Los mecanismos antiinflamatorios de la tumerona sugieren un posible beneficio:

  • Reducción de mediadores proinflamatorios (IL-1, TNF-α) vía bloqueo de NF-κB.

  • Disminución de estrés oxidativo y modulación de respuesta inmune.

  • Sinergia potencial con curcumina y otros fitocompuestos antiinflamatorios para atenuar dolor y rigidez articular.

Aún quedan más estudios por realizar con esta molécula, pero hasta la fecha el uso de la suplementación con ácidos grasos omega-3, vitamina D y cúrcuma emerge como una propuesta de gran ayuda para esta enfermedad autoinmune.